MINICHAPLIN es la denominación pública de un conjunto de iniciativas culturales y de ocio creativo gestionadas desde la asociación Miroy, una entidad con fines sociales y sin ánimo de lucro con sede en Málaga (España) e inscrita en el Registro de Asociaciones de Andalucía.
El proyecto toma parte de su nombre de Charles Chaplin, genio del Séptimo Arte y creador del mítico Charlot, y es así porque comenzamos siendo una escuela de cine para niñas, niños, jóvenes, familias y docentes.
El origen de Miroy/Minichaplin está estrechamente ligado a la carrera profesional de su fundador y hoy director creativo, kikediaz; quien durante muchos años, trabajando como guionista y reportero, visitó cientos de colegios, institutos y aulas universitarias. Allí detectó una sorprendente y preocupante carencia en lo que se denomina «alfabetización mediática», que no es otra cosa que ser capaz de leer y escribir en los lenguajes que utilizan los medios de comunicación.
Kike vió ya entonces como, a pesar del avance imparable de las pantallas en nuestras vidas, el sistema educativo seguía, y aún hoy lamentablemente sigue, dominado por una cultura Gutemberg que ancla sus raíces en la lectura y escritura de letras. No hay duda de que son importantes, básicas, fundamentales; pero tampoco de que pierden terreno a diario frente al lenguaje audiovisual. Los colores, los planos, los encuadres, los movimientos, la música… las imágenes y el sonido son las letras de nuestro tiempo. ¿Pero quién nos educa en ese nuevo lenguaje universal?
Pensamos entonces, y seguimos pensando ahora, que había que ponerle solución a esa carencia. Que había que hacer algo. Y nos pusimos a ello.
MINICHAPLIN lo forman hoy:
A pesar de que una gran parte de nuestras actividades son gratuitas o de bajo coste para quienes las disfrutan, no dependemos de ningún organismo o empresa. MIROY/MINICHAPLIN es completamente independiente.
El secreto para seguir en activo está en ser incansables: redactar decenas y decenas de propuestas, pedir y acudir continuamente a visitas y presentaciones, leer sin faltar un solo día muchos boletines oficiales y, sobre todo, darles vueltas a la imaginación para elaborar propuestas originales, útiles y rentables socialmente. Todo eso se materializa acudiendo a licitaciones y concursos, ayudas, becas y subvenciones de instituciones y empresas públicas o privadas; locales, autonómicas, nacionales o europeas.
A eso le sumamos una continua labor de búsqueda de patrocinios y colaboraciones.
Y finalmente, en un mínimo porcentaje de lo que hacemos al año, están los ingresos de quienes nos acompañan en las diferentes actividades: talleres, campamentos, rutas y safaris, cinefórums, etc.
Porque la libertad pasa por dejar de ser público y convertirnos cada cual en protagonista de nuestra historia.
Ha llegado el momento de plantarse e impedir que sean otros y otras, con sus intereses y sobre todo desde las pantallas, quienes dicten nuestras ideas, diseñen nuestros deseos o nos organicen la vida.
MINICHAPLIN nació -y vamos camino de los veinte años- como una factoría periférica de sueños. Por ejemplo, por ese motivo seguimos teniendo nuestra base en Málaga, al borde del Mediterráneo, no en uno de los «grandes núcleos de cultura del país». Algo totalmente desaconsejado cuando empezamos.
Y es aquí donde nos ponemos en marcha a diario con el único propósito de ayudar y ayudarnos a ser personas cada vez más libres.
Lo hacemos desde este centro de idiomas de la comunicación contemporánea. Felices de haber contribuido a mejorar la creatividad y visión crítica de los miles de personas que nos han acompañado desde que comenzamos. Ya solo eso merece cualquier esfuerzo.
Y desde luego estamos felices de tenerte también aquí.
Gracias por tu interés. Bienvenida/o a MINICHAPLIN…
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